miércoles, 30 de enero de 2013


TEMA 4: FACTORES INTERPERSONALES EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

 

La enseñanza no puede entenderse más que en relación al aprendizaje, ya que esta realidad relaciona no solo los procesos vinculados a enseñar sino también los vinculados a aprender.

 

El aprendizaje entendido como una conjunción, un intercambio de la actuación del alumno y los diferentes elementos que forman parte de su entorno, constituye el punto de partida para elaborar estrategias a través de las cuales podemos desarrollarnos y evolucionar.

 

Tomando como referencia a Contreras, entendemos los procesos enseñanza-aprendizaje como “simultáneamente un fenómeno que se vive y se crea desde dentro, esto es, procesos de interacción e intercambio regidos por determinadas intenciones (...), en principio destinadas a hacer posible el aprendizaje; y a la vez, es un proceso determinado desde fuera, en cuanto que forma parte de la estructura de instituciones sociales entre las cuales desempeña funciones que se explican no desde las intenciones y actuaciones individuales, sino desde el papel que juega en la estructura social, sus necesidades e intereses”. Quedando, así, planteado el proceso enseñanza-aprendizaje como un “sistema de comunicación intencional que se produce en un marco institucional y en el que se generan estrategias encaminadas a provocar el aprendizaje” (Contreras, 1990:23).

 

En el tema anterior se han abordado los diferentes factores intrapersonales que influyen en el aprendizaje. Dichos factores juegan un papel fundamental y provocan la interacción del que aprende con el objeto de conocimiento. Sin embargo, además de estos factores intrapersonales, para que se produzca el aprendizaje y la estructura cognitiva del que está aprendiendo se modifique, debe darse la concurrencia de estos con factores contextuales y socio-ambientales.

 

Como ya sabemos, la motivación, la maduración cognitiva y emocional y los conocimientos previos son factores propios de cada uno, pero a estos debemos sumarle, con una influencia evidente, el ambiente sociocultural que rodea a la persona dentro de la propia escuela y de su entorno familiar y social.

La influencia de familiares y maestros, así como la participación de los iguales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, forman parte de la motivación extrínseca que recibe el alumno a la hora de aprender.

 

La acción educativa consiste en ofrecer al niño la posibilidad de progresar y desarrollar sus capacidades al máximo, con la finalidad de ofrecerle estrategias para aprender.

 

Hoy en día, vivimos en la sociedad de la información y la comunicación, lo cual supone una serie de cambios que tienen gran incidencia en la manera de llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje.  Esto supone una serie de retos y de cambios en la concepción de dicho proceso, de manera que seamos capaces de ofrecer  la posibilidad de “aprender a hacer” más que de “aprender a conocer”. 

 

Ya no es suficiente con adquirir conocimientos de manera sistemática, sino que se trata de “aprender a aprender”, es decir, el individuo de manera autónoma debe ser capaz de obtener las estrategias y herramientas necesarias para participar activamente en su propio proceso de aprendizaje.

 

Para poder llevar a cabo una nueva forma de educación, en primer lugar debemos ser capaces de cambiar nuestra imagen de infancia.  Esta nueva mirada de infancia supone un sujeto autónomo, capaz, con necesidades de relación, con diversidad de ritmos y niveles de desarrollo,… Desde la escuela tenemos que ofrecer las condiciones necesarias para que todos tengan las mismas posibilidades de aprendizaje y de desarrollo, siempre teniendo en cuenta sus características, intereses, necesidades,… individuales.

 

Como ya he explicado anteriormente, la sociedad actual está en continuo cambio y la escuela debe acompañar estos cambios, transformándose y adaptándose a las nuevas situaciones educativas.

 

Cuando hablamos de los factores interpersonales que influyen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, estamos hablando de factores que también han cambiado a lo largo del tiempo. La interacción maestro-alumno y alumno-alumno, la relación familia-escuela, las reglas y normas sociales y la disciplina, son aspectos sobre los que hay que reflexionar para transformar el concepto de educación.

 

-          LA INTERACCIÓN MAESTRO-ALUMNO Y SU RELACIÓN CON EL APRENDIZAJE.

 

Las expectativas, el comportamiento, las actitudes y competencias del docente son aspectos que influyen directa o indirectamente en la práctica educativa. De la misma forma, las expectativas, valoraciones y actitud del alumno hacia su maestro influyen en el proceso de aprendizaje.

 

Ante todo, el docente que crea un clima de seguridad y confianza en el aula y domina una serie de competencias que permitan reconocer las necesidades de los alumnos y adecuar el proceso de enseñanza-aprendizaje a cada situación individual, conseguirá que los alumnos se sientan motivados e interesados por aprender.

 

Algunos estudios han ofrecido resultados sobre como el comportamiento instructivo y el estilo de enseñanza influye en una práctica educativa y en el rendimiento escolar. 

 

Por un lado, Lippit y Lewin determinan la relación en función del rol del docente: democrático, autoritario o laiser faire. Cada uno de estos estilos ofrece una respuesta del alumnado y genera unas consecuencias en el aprendizaje.

 

Por otro lado, Flanders diferencia entre dos estilos:

- directo, en el que el docente es el que expone y explica, da instrucciones y se mantiene en actitud autoritaria.

- indirecto, en el que se le ofrece independencia al alumno con respecto a las directrices del docente y autonomía en los aprendizajes. El maestro se encarga de estimular para la participación del alumno y le estimula y motiva.

 

También, Bennet expone dos estilos diferenciados de docente: el liberal y el tradicional.

 

Todos estos estudios, y muchos más que se han realizado para determinar como el estilo docente influye en el rendimiento escolar, nos ofrecen propuestas para mejorar la eficacia docente. Sin embargo, desde mi punto de vista, existen una serie de premisas fundamentales que favorecen el rendimiento del alumno, entre las que nos podemos encontrar con:

-          Tener en cuenta las necesidades de los alumnos y responder adecuadamente.

-          Valorar y respetar la diversidad de ritmos y aprendizajes que nos podemos encontrar en cualquier aula.

-          Mostrarse empático y afectivo.

-          Potenciar el trabajo cooperativo.

-          Aprender de la propia práctica.

-          Reflexionar y evaluar sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, de manera que seamos capaces de modificar o transformar determinados aspectos con el fin de mejorarlo.

-          Colaborar con las familias para que el proceso de enseñanza-aprendizaje tenga cierta coherencia y continuidad.

 
 

-          INTERACCIÓN ENTRE IGUALES

 

Las relaciones entre iguales suponen un aspecto importante para la elaboración de pautas de comportamientos y el aprendizaje de habilidades y conductas.

 

Cuando hablamos de interacción entre iguales en la escuela, podemos referirlo al trabajo cooperativo, es decir, una metodología de trabajo que hace que todos los alumnos colaboren y participen en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cada alumno contará con una función dentro del grupo, evita que se rompa el ritmo de la clase y hace que este sea consciente de sus logros y dificultades cuando mantiene un trabajo en grupo.

 

Si la interacción que se produce entre iguales se desarrolla de manera negativa, provocará:

-          A nivel social que el alumno se sienta desanimado y no intente relacionarse.

-          A nivel intelectual la falta de motivación y de confianza para plantear dudas y resolverlas limitará su desarrollo cognitivo.

-          A nivel personal llegará a influir el la autoestima y en la formación de su autoconcepto.

 

Por ello, desde la escuela debemos ofrecer espacios y experiencias para favorecer una interacción positiva y constructiva.

 

-          RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA

 

La familia juega un papel muy importante en el desarrollo global de los niños. Por esta razón, es fundamental que desde la escuela seamos capaces de ofrecerles el espacio y el tiempo que necesitan para contribuir a generar una educación de calidad.

 

Las estructuras familiares han sufrido grandes cambios y ya no existe un modelo único de familia. Hoy en día, debemos hablar de familias en plural, teniendo en cuenta las variedades familiares existentes.

 

En la escuela debe haber sitio para todos, debemos abrir las puertas y ofrecer a las familias las herramientas y estrategias necesarias para que compartan con nosotros la labor educativa, llevando a cabo un trabajo conjunto, coherente, coordinado y de respeto y tolerancia por ambas partes.

 

No debemos olvidar que tanto familias como escuela tienen una serie de funciones que no han de ser opuestas, sino que deben ser complementarias por el bien de los niños.

 

-          LAS NORMAS SOCIALES Y LA DISCIPLINA

 

La sociedad está regida por una serie de normas y reglas que los niños irán adquiriendo progresivamente y con la ayuda de los adultos.

 

La intervención del adulto es importante cuando los niños están regulando sus comportamientos, pero hay que destacar que la participación del niño en todo el proceso ayudará a una mejor comprensión de lo que está sucediendo.

 

Además, la elaboración de sus propias normas de una forma democrática y ofreciéndoles la posibilidad de reflexionar sobre cuales deberán formar parte de su vida diaria, favorecerá su cumplimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario